- Acabas de pasar por tres de los peores momentos de tu vida juntos y ahora se te presenta esta oportunidad. Te toca ser egoísta, tienes que ir.
- Tengo dudas, ¿tan claro lo tienes tú?
- Clarísimo, y aunque me retorciera de ganas por que te quedaras, no te lo diría. Las cosas pasan por algo así que no, no te lo diría, dejaría que me explotara el corazón.
- ¿Y no crees que esta conversación que estamos teniendo también puede ser por algo? ¿Y si me quedara?
- Me enfadaría contigo muchísimo. Quiero que vayas.
- No era esa la respuesta que quería oír.
- A mí me gusta la gente valiente, los que arriesgan y no son cobardes ante lo desconocido.
- ¿Y no ves que también puedo arriesgar al revés? ¿dejándolo pasar? Además estando aquí también me enfrento a lo desconocido: Mis padres cada día son un mundo, mi carrera está estancada y tú...
- No es lo mismo. Cada familia del mundo es un mundo, la carrera la puedes retomar y yo soy una tía más.
- Te estás valorando muy poco ¿no?
- No.
